El trasplante de órganos es una opción vital para quienes se enfrentan a enfermedades terminales o disfunciones irreversibles en órganos importantes, siendo los más comunes, el riñón, el hígado, el pulmón, el corazón y el páncreas
Como explica Martín Padilla, médico especialista en gastroenterología de SANNA Clínica San Borja a Bienestar, este es un proceso que permite reemplazar un órgano y/o tejido procedente de un donante vivo o fallecido en un paciente con afecciones, como la insuficiencia renal crónica en hemodiálisis, cirrosis hepática, fibrosis pulmonar, diabetes tipo 1 insulinodependiente, entre otras.
Sin duda, este procedimiento es uno de los grandes avances de la medicina moderna, pues ofrece una segunda oportunidad a miles de personas de diferentes edades. Sin embargo, es importante tener en cuenta que, el proceso de trasplante implica varios pasos, incluyendo: la evaluación del paciente para determinar su elegibilidad, la espera de un órgano compatible, el procedimiento quirúrgico para trasplantar el órgano o tejido donado y finalmente, un seguimiento post-trasplante para monitorear el rechazo y asegurar la integración exitosa del nuevo órgano, detalla Charles Miller, cirujano experto en trasplante de órganos de Cleveland Clinic.
En definitiva, es primordial que el donante sea evaluado exhaustivamente para verificar la viabilidad y funcionamiento de cada uno de los órganos a trasplantar. Por ejemplo, es fundamental que este no tenga una enfermedad infectocontagiosa, ni una neoplasia que pueda ser transferida al receptor, precisa el gastroenterólogo.
“Mientras que, en el caso de los receptores, es necesaria la histocompatibilidad y el grupo sanguíneo ABO compatible con el donante. De igual manera, no debe presentar una infección activa no controlada, ni sufrir de una falla multiorgánica”, explica.
Por su parte, Mary Díaz, gerente de Procura y Trasplante de EsSalud señala que, uno de los desafíos médicos en la identificación de donantes y receptores compatibles es la escasez de órganos disponibles. “El 60% de los pacientes que requieren de este tipo de procedimiento son menores de 50 años, por lo que las vidas de estos jóvenes dependen en gran medida de la generosidad del donante peruano”.
Por ejemplo, en el Perú existen más de 4,000 personas en espera de transplante de córnea, en su mayoría jóvenes, que por lesiones, infecciones o queratocono presentan opacidad de su cornea o cicatrices opacas a nivel del cono y producen problemas de visión graves, recalcó Amelia Cerrate, Oftalmóloga de Clínica OftalmoMedic.
Según Miller, las complicaciones médicas en el receptor del trasplante incluyen:
Mientras que los riesgos para los donantes vivos suelen ser los siguientes:
“Ante la posibilidad de complicaciones médicas, se requiere de un monitoreo cercano de los especialistas encargados del cuidado: nefrólogos, gastroenterólogos-hepatólogos, neumólogos, cardiólogos, endocrinólogos entrenados y acreditados en la actividad de trasplantes para identificar, prevenir y tratar tempranamente estos problemas de salud con evaluaciones en la consulta ambulatoria, tales como los exámenes de laboratorio para medir los niveles en sangre del inmunosupresor, valoración de todos los parámetros de función del órgano trasplantado y estudio de imágenes”, mencionó el médico de SANNA.
De acuerdo con Díaz, debido al estado de inmunosupresión y la reducción de la respuesta de defensas, se le debe dar al paciente una serie de antibióticos, antivirales y antifúngicos, justamente para evitar o manejar una posible infección. Igualmente, es importante realizar un seguimiento médico constante mediante una serie de exámenes de sangre.
La sintomatología de rechazo de órganos puede variar dependiendo del tipo de órgano trasplantado; no obstante, hay ciertos signos generales que los pacientes y los cuidadores deben conocer y estar atentos para detectar esta complicación lo antes posible. Como detalla el cirujano de Cleveland Clinic, estos pueden ser:
En concreto, esto se debe abordar desde la prevención, la cual comienza con el uso de medicamentos inmunosupresores inmediatamente después del procedimiento. Asimismo, como manifestó Charles Miller, se debe realizar un monitoreo regular mediante unos exámenes de sangre frecuentes para evaluar la función del órgano trasplantado y asegurarse de que los niveles de los inmunosupresores sean los adecuados.
“Sin embargo, en caso se empiecen a presentar los síntomas, es vital un diagnóstico temprano para proceder con un tratamiento efectivo. Si se detecta el rechazo, el equipo médico puede ajustar las dosis de los medicamentos inmunosupresores del paciente o cambiarlos por diferentes fármacos, con el objetivo de controlar la respuesta inmunitaria. Dependiendo de la gravedad y el tipo de rechazo (agudo o crónico), pueden emplearse tratamientos adicionales, como la administración de altas dosis de corticosteroides, terapias de anticuerpos o, en casos extremos, la realización de un nuevo trasplante”, explica Miller.
Las complicaciones post trasplante a largo plazo son las de tipo metabólicas: sobrepeso/obesidad, diabetes, hipertensión, hiperlipidemia, disfunción renal y la posibilidad de aparición de neoplasias (cáncer), razón por la cual, es sustancial un seguimiento de por vida por el equipo multidisciplinario de trasplante, expresa Martín Padilla.
“En efecto, otra complicación puede ser el rechazo crónico del órgano, aunque este riesgo se puede reducir con una serie de cuidados apropiados, los cuales tengan como base, un estilo de vida saludable. Por ejemplo, una persona con un riñón trasplantado puede vivir hasta 20 años con dicho órgano y disfrutar de una buena calidad de vida, siempre y cuando, cumpla con las indicaciones médicas. Además, cabe mencionar que, los pacientes mantienen un monitoreo médico continuo y un manejo integral de la atención médica. Por lo tanto, cuando las complicaciones son frecuentes y antes del tiempo estimado, los individuos vuelven a ser evaluados para la opción de un segundo trasplante”, indica la profesional de EsSalud.
En primer lugar, es fundamental que el paciente sea consciente de practicar una vida saludable, es decir, llevar una alimentación balanceada, realizar ejercicio físico moderado, evitar el consumo de alcohol y tabaco, mantener un peso adecuado y tomar todas las medicinas exactamente como se prescriben. De igual modo, debe acudir a todas sus consultas de control y, sobre todo, mantener una comunicación permanente con el equipo encargado del trasplante y su médico de cabecera, recalcó el especialista en gastroenterología.